Un buen casco debe calzar tan bien como una zapatilla de deporte, pero también debe ser cómodo y liviano, entre otros aspectos. Se recomienda cambiarlo cada cinco años si se usa a diario. Los conductores de motos aman el riesgo y se exponen a considerables peligros. Su única protección es su equipo de seguridad, cuyo componente más importante es el casco.
La oferta de cascos, marcas, colores y sistemas ha aumentado en los últimos años. “Especialmente en términos de seguridad, aerodinámica, aeroacústica y calidad, los cascos modernos ya no pueden compararse con los más antiguos”, afirma Jörg Lohse, redactor jefe adjunto de la revista especializada alemana “Motorrad”.
Aunque el principio básico sigue siendo el mismo, es decir, espuma amortiguadora en el interior y una carcasa dura en el exterior, los materiales han cambiado radicalmente. “Los cascos modernos absorben mejor los impactos, tanto a alta como a baja velocidad. También son más silenciosos y cómodos de llevar”, explica Lohse.
Además, los distintos fabricantes ofrecen diferentes modelos y ajustes, por lo que los motoristas siempre encontrarán uno que se adapte mejor a sus necesidades. “El ajuste es decisivo. Un buen casco debe adaptarse bien y ser cómodo, como una zapatilla de deporte”, enfatiza Lohse, y aconseja probar el casco y dar una vuelta con él antes de comprarlo. Muchos distribuidores ofrecen para este fin cascos de prueba.